2 resultados para Enfermedades del aparato urinario::Diagnostico

em Repositorio Institucional de la Universidad de Málaga


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Introducción: Las infecciones del tracto urinario (ITU) representan la causa más frecuente de infección después del trasplante renal. Identificar los factores de riesgo de las ITU e intentar establecer un modelo para predecirlas podría evitar la aparición de las mismas o su recurrencia. Objetivos: El objetivo principal de este trabajo fue analizar la frecuencia de ITU en pacientes trasplantados renales en el primer año postrasplante, así como los factores de riesgo más importantes de las mismas, con el fin de establecer un modelo predictivo (nomograma). Los objetivos secundarios fueron los siguientes: analizar la frecuencia de ITU durante el ingreso, tras el alta y un mes postrasplante, así como los factores de riesgo relacionados y establecer modelos predictivos para cada uno de estos periodos; analizar la frecuencia de ITU recurrentes y recidivantes; analizar la tasa de rehospitalizaciones secundarias a ITU; analizar la relación de ITU con la supervivencia del injerto y del paciente. Métodos: En este trabajo desarrollamos un estudio analítico, observacional, retrospectivo de cohorte, en el que se recogieron datos de pacientes trasplantados renales de forma consecutiva, desde el 1 de enero de 2012 hasta el 31 de julio de 2014, en el Hospital Universitario Regional de Málaga. Analizamos la incidencia de ITU durante el primer año postrasplante, así como otras variables clínicas. El análisis comparativo de grupos se realizó mediante el test de t-Student y Chi-cuadrado. Para el análisis de supervivencia se aplicó el método de Kaplan-Meier. Se realizó un análisis de regresión logística para determinar los factores de riesgo asociados a las ITU que ocurrieron durante el ingreso. Se estimaron modelos de riesgo proporcionales por el método de regresión de Cox para analizar los factores de riesgo de las ITU que se presentaron en el primer año postrasplante, después del alta y un mes tras la cirugía. A partir de estos modelos de regresión se realizó un nomograma para calcular la probabilidad de ITU en cada grupo (ITU en el primer año postrasplante, durante el ingreso, tras el alta y un mes postrasplante), así como la curva ROC correspondiente. Se utilizó el modelo “hurdle” para estudiar los factores de riesgo asociados al número de ITU en cada paciente. El tratamiento estadístico se realizó con el programa SPSS 15.0 y con el ALcEst 1.9.26. Resultados: En este trabajo estudiamos datos de 322 pacientes trasplantados renales, el 66.1% varones, con una media de edad de 52.2 ± 13.2 años. La frecuencia de ITU durante el primer año fue del 46.27%. Dada la correlación existente entre función retrasada del injerto (FRI) y tiempo en diálisis, realizamos dos modelos de regresión de Cox multivariantes. En el primer modelo incluimos el sexo femenino, la edad del receptor y la FRI (HR 1.73, IC 95% 1.24-2.40, p<0.001; HR 1.01, IC 1-1.03, p<0.05; HR 1.6, IC 1.14-2.22, p<0.01, respectivamente). En el segundo modelo incluimos el sexo femenino, la edad del receptor y el tiempo en diálisis (HR 1.79, IC 1.29–2.48, p<0.001; HR 1.02, IC 1–1.03, p<0.01; HR 1, IC 0.99–1.01, p=0.054, respectivamente). La frecuencia de ITU durante el ingreso fue del 15.21%, y los factores de riesgo más importantes analizados mediante regresión logística fueron la edad del donante, el tiempo en diálisis, la FRI y la retirada de la sonda vesical después de siete días (OR 1.03, IC 1–1.05, p<0.05; OR 1.01, IC 1-1.02, p=0.13; OR 2.64, IC 1.33–5.28, p<0.01; OR 3.55, IC 1.85–6.93, p<0.001, respectivamente). La frecuencia de ITU tras el alta fue del 37.57%. En este caso, mediante regresión de Cox, las variables más significativas fueron el sexo femenino y la edad del receptor (HR 2.1, IC 1.46-3.03, p<0.001; HR 1.02, IC 1-1.03, p<0.01, respectivamente). La frecuencia de ITU un mes postrasplante fue del 33.85%. Los factores más significativos para este periodo, mediante regresión de Cox, fueron el sexo femenino, la edad del receptor, el tiempo en diálisis y la presencia de ITU previa (HR 2.17, IC 1.48–3.17, p<0.001; HR 1.02, IC 1–1.03, p<0.01; HR 1, IC 0.99–1.01, p=0.32; HR 2.71, IC 1.83–4.02, p<0.001, respectivamente). Desarrollamos nomogramas para cada periodo, con sus correspondientes curvas ROC: en el primer año postrasplante (ABC=0.60 para el primer modelo, ABC=0.59 para el segundo modelo), durante el ingreso (ABC=0.74), tras el alta (ABC=0.59) y un mes después del trasplante (ABC=0.66). Los factores de riesgo más significativos relacionados con el número de ITU en cada paciente, mediante el modelo Hurdle, fueron el sexo masculino, la diálisis peritoneal y la terapia con inducción, principalmente con Timoglobulina (p=0.068; p<0.05; p<0.05, respectivamente). La frecuencia de ITU recurrente fue del 4.03%, y recidivante del 20.49%. Fueron necesarios 77 ingresos por pielonefritis, y en 12 de estos ingresos se presentó sepsis urológica. No encontramos diferencias en la supervivencia de pacientes y de injertos entre los grupos con y sin ITU, sin embargo sí se apreciaron diferencias entre ambos grupos en el filtrado glomerular, aunque esta diferencia se perdió en el análisis multivariante. Conclusiones: La incidencia de ITU durante el primer año postrasplante es elevada. Los factores de riesgo más significativos para las ITU en los primeros doce meses postrasplante son el sexo femenino, la edad del receptor, la FRI y el tiempo en diálisis. Para las ITU que ocurren durante el ingreso, los factores más importantes son la edad del donante, el tiempo en diálisis, la FRI y la retirada de la sonda después de siete días. Las variables más significativas para las ITU que se presentan tras el alta, son el sexo femenino y la edad del receptor, y para las ITU que ocurren un mes postraplante también resulta significativo la presencia de alguna ITU previa. Los receptores de trasplante renal de sexo masculino, aquellos procedentes de diálisis peritoneal y los que han recibido terapia de inducción, tienen más posibilidades de presentar un mayor número de ITU durante el primer año postrasplante.

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Uno de los motivos que justifica esta investigación es la ausencia de un trabajo de conjunto dedicado a recomponer el universo religioso de la mujer hispanorromana pues hasta ahora y como he analizado en el capítulo dedicado al estado de la cuestión, pese a que los avances historiográficos de las últimas décadas en torno a la historia de género han sido muy significativos, llama la atención la escasez de investigaciones que han centrado sus esfuerzos en interpretar las creencias de la mujer en la Hispania romana. Conviene recordar que en los últimos veinte años las principales líneas de estudio se han dedicado especialmente a damas de la elite que a través del ejercicio de sus cargos religiosos destacaban en sus comunidades gracias al disfrute de honores cívicos que principalmente eran alcanzados por hombres. De hecho, estas publicaciones surgen amparadas por el interés y la mayor abundancia de datos que suscita la dimensión cívica en comparación con las creencias personales de la devota hispanorromana. Dentro de las tendencias historiográficas tradicionales se ha prestado especial atención a la reconstrucción de las vidas de personajes femeninos destacados en la Antigüedad clásica y cuya función no era otra que la de ensalzar a las mujeres como partícipes de un ambiente religioso y político vinculado a un universo público, sólo disfrutado por las clases aristocráticas. Estos estudios contrastan con frecuentes repertorios bibliográficos dedicados al espacio privado y no oficial ocupado por la mujer romana, así como a sus hábitos y devoción por ciertos dioses protectores de su entorno personal y familiar. En la actualidad las principales líneas de investigación de finales del siglo XX y principios del XXI encauzan sus estudios con propuestas más realistas y un afán de reconocimiento de la mujer como partícipe de su propia parcela religiosa, no tan dependiente de las interpretaciones de la literatura clásica. Esta perspectiva que resulta especialmente novedosa tras años de estudio dirigido a mostrar las actividades religiosas de las mujeres desde un enfoque supeditado al mundo masculino, ha acercado posturas entre los historiadores de la Historia Antigua con el fin de interpretar las experiencias y el valioso compromiso que las romanas profesaban a sus devociones. De hecho, mi investigación se ha centrado en apoyar una línea de investigación que plantea como principal objeto de estudio las creencias y usos religiosos que las féminas romanas proyectan tanto en su núcleo doméstico como en la esfera pública y que repercute de forma directa en la necesaria revisión de las corrientes historiográficas europeas de las dos últimas décadas. Ante este evidente cambio en el rumbo de las investigaciones que surgen condicionadas por los movimientos feministas actuales, debemos ser prudentes y colmar de sentido nuestras expectativas personales en el trabajo presentado, justificando nuestro propósito a la hora de mostrar a una mujer independiente de elegir sus prácticas cultuales. Asimismo, pese a que los usos cultuales de una devota hispanorromana se conformaron en un universo de devociones particulares que no siempre se ajustaron a las prácticas oficiales, es un hecho que las mujeres socialmente privilegiadas que vivieron el máximo esplendor del Imperio romano desarrollaron, en la práctica, nuevas formas religiosas que les abría una posibilidad de involucrarse en una esfera preferentemente masculina. Asumimos de este modo que al ser depositarias de los roles tradicionales promocionados por el Estado las fieles mostrarán un significativo grado de romanización religiosa. Ahora bien, el factor económico y social fue determinante para que una mujer pudiese reforzar su rol como una pieza imprescindible del aparato ideológico romano. Por tanto, la expresión de riqueza de un sector femenino que perteneció a las clases privilegiadas de Hispania sirvió como un mecanismo para hacer valer su género sin depender completamente de los miembros masculinos de sus familias. Pero además hay que tener en cuenta una circunstancia añadida y es que las formas de culto escogidas por las devotas hispanas tuvieron cierto paralelismo con las elegidas por los creyentes masculinos. Ciertamente, no hemos podido observar que se produzcan distinciones a la hora de escoger sus divinidades. Aun así, al formar parte de un grupo familiar, es complicado definir las características de la realidad religiosa de una mujer en el ámbito de sus prácticas cultuales. En este contexto, nuestras conclusiones se amparan en epígrafes votivos y honoríficos que desafortunadamente no aportan suficientes datos que permitan perfilar el prototipo de devota hispana, lo que apoya la precariedad de la información para las distintas regiones de Hispania. En este sentido, no cabe duda de que junto a la capacidad de adaptación a la nueva religión romana se refleja claramente la persistencia de unos usos religiosos propios y su preferencia por ciertos dioses de su entorno más cercano. En definitiva, mi investigación se centrará en mostrar la situación de la mujer hispanorromana dentro de esta transformación cultural y cultual que en muchos casos determinó la elección de sus creencias tanto en el ámbito público como en el personal.